EL QUE MUCHO APRIETA, POCO ABARCA.

 

          Resulta interesante observar como en la columna que lleva por título “Globalización cultural e identidad de género” del diputado Enrique Van Rysselverghe, se plasman una serie de argumentos basados en el sarcasmo, que en la mayor parte de su artículo nos quieren decir mucho, pero en realidad no nos dicen nada.

         No, al parecer estoy en un error, todos estos argumentos sí nos dicen algo, nos dicen que “hay que dejar en el closet a todo aquello que según sus creencias, son influencias de un sistema internacional maléfico que sólo busca traer pestes a nosotros, las pobres naciones en desarrollo”. Por consiguiente, resulta irónico e interesante a la vez, observar la crítica que Enrique Van Rysselverghe le hace a las corrientes que intentan implantar en nuestra sociedad una visión del hombre, de la sexualidad y del Estado de una sociedad desarrollada, olvidando así por completo el pasado colonial de nuestra nación, de la institucionalidad a la que él pertenece y que la misma religión basada en una tradición del primer mundo que por años se ha inmiscuido en las sabanas de muchos chilenos. Qué ironía ¿no?

         Sigo leyendo e intento armar un argumento que gire en torno al debate expuesto por el diputado, pero allí sólo observo un sinfín de conceptos que sólo buscan disfrazar el conservadurismo de Van Rysselverghe. Nos dice que hablemos de la globalización, de la influencia internacional, del debate de lo público y lo privado, de las diferentes corrientes ideológicas e incluso de la intervención sin límites por parte del Estado. Pero se olvida del concepto más importante al escribir un artículo sobre la identidad de género, definir al concepto como tal. Es más, me parece descuidada e incluso limitada la forma en que abarca tal concepto, puesto que sólo lo materializa en un ejemplo soez y vulgar, limitando el tema como tal, al ámbito sexual.

         Tomando en cuenta el argumento de la intervención del Estado en la cama de todos los chilenos, yo le pregunto al diputado ¿tuvo opción la mayoría de los chilenos al ser procreados en un sistema neoliberal? Claro, el Estado no puede ser un invitado a regular pero sí el mercado nos debe controlar. Ese es el problema, que muchos en su bancada se olvidan que el deber del Estado es regular, regular sobre distintas materias que actualmente atañen a la diversidad sexual.

       Pero creo que el temor del diputado va mucho más allá de los argumentos de dominación ejercidos por el sistema internacional que sólo persigue trancar el desarrollo de naciones como la de nosotros, o ese argumento de la globalización cultural que traen visiones imperialistas al país haciendo que Chile pierda su esencia, producto de la homogeneización en materia legislativa. Creo que el temor en sí del diputado es que la denominada politización de la sexualidad que atañe a las minorías, genere diferencias ideológicas de las cuales una coalición política se vea más favorecida en próximas contiendas electorales. Y quiero plantearle una nueva pregunta ¿cuál es el temor a que se legisle a favor de estas minorías? Si al ser minorías no deben tener tanto impacto en el proceso electoral, y más cuando debo suponer que su opinión es representativa de gran parte de la sociedad.

         Para finalizar, creo que la politización de la sexualidad es traída a colación por usted y el miedo a que estas supuestas minorías, y digo supuestas porque me parece un poco obstinado aseverarlo, den el apoyo a la actual Coalición de Gobierno por legislar a favor de una causa que por muchos años estuvo pendiente en Chile. Y más, cuando ninguno de los dos puede asegurar que sean una minoría. Antes de olvidarme, quiero invitarlo a leer sobre materia de Derechos Humanos y como la diversidad sexual tiene los mismos derechos a que se legisle a favor de ella, y que el Estado les reconozca dándoles garantías constitucionales para que puedan llevar una vida sin mayores percances ni discriminación, tal y como usted la lleva a cabo.