Carta de José Toribio Medina
A su amigo Marcial Martínez
Transcripción
Carta de José Toribio Medina a Marcial Martínez
Sevilla, 26 de agosto de 1886
Sr. D. Marcial Martínez.
Londres
Mi estimado amigo:
Por su estimable, fecha 23 del corriente, vengo en cuenta de que U. no ha recibido la que le dirigí tres días después de su salida de Madrid, que le envíe a Roma bajo cubierta para el Sr. Rodríguez.
En efecto, cumpliendo con todo lo que había prometido a U., me vi entonces con el Sr. Tamayo y Baus, secretario de la Academia, para preguntarle el acuerdo que hubiera sobre el reparto del Diccionario; y aquel me contestó que las únicas personas a quienes se había enviado el Diccionario eran los Presidentes de las repúblicas americanas. Y tal era lo que en la carta a que aludo transmitía a U. a Roma.
En parte tiene U. razón al sentirse temeroso de volver a las tareas del foro, pues sí U. puede contar con su escogida clientela, en cambio, defender pleitos es una tarea harto más pesada que ejercer la diplomacia en Europa.
De Chile me dicen a mí que Balmaceda no será el Presidente, y que si Santa María no logra encontrar la atmósfera necesaria para hacer triunfar la candidatura de Aldunate, solo entonces se pensaría en un candidato de transacción: García de la Huerta, probablemente. No faltaría, por cierto, quien se fijase en el Almirante, pero pienso yo que Santa María no entregará jamás la banda a un militar.
Yo sigo trabajando activamente en la búsqueda de documentos, para lo cual el Gobierno me acaba de nombrar en comisión.
Sírvase U. ponerme a los pies de la señora e hijita y mande U. como guste a su afmo. amigo y S.S.
J.T. Medina
Reseña biográfica de José Toribio Medina
José Toribio Medina Zavala (Santiago, 21 de octubre de 1852-11 de diciembre de 1930) fue un abogado, bibliógrafo, investigador, historiador, lexicógrafo y coleccionista chileno, el mayor recolector de fuentes para el estudio de la historia de su país.
Biografía
Estudió en el Colegio Inglés de Valparaíso y luego en el Instituto Nacional, donde fue discípulo de Diego Barros Arana, Miguel Luis Amunátegui, Rodulfo Armando Philipi y Ramón Briceño. Cursó leyes en la Universidad de Chile y, en sólo tres años, se tituló de abogado (1872).
Pero pronto se alejó del mundo de las leyes e ingresó en la carrera diplomática, por lo que realizó numerosos viajes (Perú, Estados Unidos, Argentina, Guatemala, México y varios países de Europa, sobre todo, España), en una incansable búsqueda de fuentes y documentos sobre la historia y las letras de su país. Fue secretario de la Facultad de Filosofía y Educación.
De su prolífica obra (en total, unos 500 títulos) se pueden mencionar: Historia de la literatura colonial de Chile (1878), Los aborígenes de Chile (1882), Diccionario biográfico colonial de Chile (1906), La imprenta en México (1911), La primitiva Inquisición americana (1493-1569), La literatura femenina en Chile (1923), Cartas de Pedro de Valdivia que tratan del descubrimiento y conquista de Chile (1929).
Asimismo editó la colección Historiadores de Chile (volumen XXX al XL) y la Colección de documentos inéditos para la historia de Chile (1888-1902, en 30 vols.). Su valiosísimo archivo-biblioteca reunía unos 40.000 volúmenes, 1.688 documentos originales y 8.659 documentos transcritos y otros manuscritos. En 1923 fue objeto de un homenaje en Chile, tras el cual entregó al Estado su legado, que hoy integra la Sala Medina de la Biblioteca Nacional, el más valioso material sobre la historia colonial de Hispanoamérica, que su mejor discípulo, Guillermo Feliú Cruz, fue clasificando.