Por Francisco Adriazola 

Fundación Balmaceda 

La penúltima semana del mes de abril entregará a los libros de historia grandes discursos sobre política y valores conceptos que harta falta le hacían a esta última parte de nuestra historia. Del gran efluvio de declaraciones, provocado por el deceso del ex presidente Patricio Aylwin, destaca el de la actual presidenta del partido del difunto mandatario, quien señaló en su discurso en el Cementerio General “Creo que es el momento en que los políticos pidamos perdón (…) Perdón por los abusos de poder, por las faltas a la ética, por a veces haber traicionado la confianza”. Tal como Patricio Aylwin pidió perdón a nombre del Estado por los abusos cometidos por éste, sin quererlo la diputada abrió la duda si ésta hablaba en nombre de su renunciado predecesor, quien dejó el cargo por su aún no comprobada vinculación con financiamiento irregular de campañas.

El mismo día del citado discurso, la sección noticas del sitio web de la página de la Cámara de Diputados informaba respecto a una moción patrocinada por 3 diputados democratacristianos (y de 4 PPD y 3 PRSD), relativa al cierre de calles. En concreto, la iniciativa propone facultar al alcalde para autorizar el cierre de una calle o pasaje a condición de que el 65% de los vecinos residentes de dichos lugares lo requiera por escrito. El proyecto agrega además que en la solicitud de cierre, los vecinos deberán presentar un plan indicando que el citado cierre no perjudica el desempeño y desplazamiento de vehículos de emergencia. Esta autorización, de aprobarse, no podrá exceder diez años, plazo que será prorrogable, de no contarse con oposición formal y fundada de cualquier interesado, es la propuesta que incluye la moción parlamentaria.

Un gran proyecto, a todas  luces, que viene a contribuir a mejorar la seguridad ciudadana señalan sus autores, los diez parlamentarios de la Nueva Mayoría, quienes justifican la medida en el hecho que muchos vecinos de diversas comunas han tomado la decisión de organizarse y cerrar sus pasajes, con el fin de proteger a sus familias y bienes del “flagelo de la delincuencia”.

Pues bien, la iniciativa ilustra también otro flagelo de la sociedad, el que si bien es menos visible, se relaciona directamente con la defensa de la ética y los valores, de los cuales tanto se ha hablado esta semana.

Por alguna razón, el puñado de legisladores no considera lo indicado por la Ley 20.499 aprobada en Febrero del año 2011 que lleva por nombre “Regula el cierre de calles y pasajes por motivos de seguridad ciudadana”. Dicho texto legal, reglamenta en detalle aspectos como la duración del cierre (5 años), las modalidades de aprobación del cierre (acuerdo del concejo municipal), renovación de éste (automática, salvo resolución fundada en contrario de la municipalidad con acuerdo del concejo), el cómo otorgar sustento técnico a la aplicación de los cierres (informe de las unidades de tránsito y obras municipales, de Carabineros y Cuerpo de Bomberos de la comuna), señalando incluso, que esta facultad no podrá ser ejercida en ciudades declaradas patrimonio de la humanidad, entre otros diversos puntos.

Adjetivos más, adjetivos menos para calificar el valor de iniciativas como ésta que carecen del mínimo de conocimiento que se le puede pedir a un Diputado de la República, en tiempos en que se llama a pedir perdón. Más bien debiera, además, pedirse explicaciones por la contumacia y falta de profesionalismo de algunos parlamentarios, que no hacen otra cosa más que aumentar con su comportamiento el hastío de parte de la ciudadanía hacia la labor pública.